A los chicos hay que decirles siempre la verdad (parte 2) 

Por muchas razones quiero que mi hija sea una gran lectora. Me gusta pensar que leer nos hace personas más críticas, pero más amables. Menos indiferentes al sufrimiento ajeno. Además, quiero que me caiga bien cuando sea grande. Quiero que compartamos esta pasión y que nos una a pesar de su adolescencia futura y mi obsolescencia futura. Así que gasto una parte importante de plata que no tengo en libros para ella. Hace poco compré tres historietas de Ricardo Liniers. Fenomenales. Cuando mi hija vio sorprendida que al final de cada historieta aparecían fotos reales de las niñas que salen dibujadas, le expliqué:  Es que Liniers es el que dibujó estos libros y él es el papá de ellas. De Emma, Clementina y Matilda. Y entonces mi hija preguntó: 

-¿Está vivo? 

-Si mi amor.

-¿Ellas existen? 

-Sí, así es. 

-¿Y se murieron? 

-No, también están vivas. 

-¿Dónde mamá? 

-En Argentina. 

-¿Viven solas? 

-No amor, con su papá Liniers, el que escribió el cuento. 

-¿Spinetta las conoce? 

-Si mi amor, son vecinos.