A los chicos hay que decirles siempre la verdad (parte 1)
Desde que nos separamos, el papá de mi hija y yo nos dividimos la crianza. Los lunes le toca a él, los martes a mí y así vamos. Para que esta dinámica funcione la comunicación debe fluir. Esto requiere tomar muchos acuerdos. Lo estamos haciendo muy bien. Al menos eso pensaba, hasta anoche. Un acuerdo es ampliar el gusto musical de Alina. Nos tiene muy nerviosos con su escaso repertorio coral de Rodolfo el Reno, La vaca Lola y Pinocho. Ayer como parte de su rutina de sueño le puse Spinetta, le conté que es de mis cantantes favoritos. Justo cuando ya estaba por dormirse, me dice: mamá ¿Spinetta y la muchacha ojos de papel viven? Así que activé mi manual de crianza positiva de bolsillo y le dije: Bueno amor, Spinetta era un artista que vivió en Argentina y la muchacha ojos de papel es un personaje que el creó para su música. De inmediato mi hija se puso a llorar. Entre sollozos escuché: no es cierto, no es un personaje, papá me contó que Spinetta y la muchacha ojos de papel viven felices en una casa en Argentina. Respiré profundo y guardé mi manual de crianza positiva: si mi amor papá tiene razón, los dos viven felices en Argentina, él con su música y ella con sus ojos de papel, sus pequeños pies y su corazón de tiza.


Mamá, quiero ver una foto de la muchacha ojos de papel, por favor.